Archivo diario: 17 enero, 2012

Eduardo Galeano: La neutralidad es imposible, somos indignos o indignados (+ Fotos)

Eduardo Galeano: La neutralidad es imposible, somos indignos o indignados (+ Fotos).

Eduardo Galeano: La neutralidad es imposible, somos indignos o indignados (+ Fotos)

Solidaridad en la red

Hace pocos años los ambientes donde se compartían experiencias solidarias estaban muy definidos: revistas especializadas de grupos misioneros, boletines de ONGs, talleres o encuentros de formación, colonias de verano con personas discapacitadas, vacaciones en el Sur… Muchos de nosotros hemos crecido dedicando los veranos a los campos de trabajo organizados por la Delegación de Misiones o por alguna parroquia misionera. Esos días de trabajo gratuito recogíamos ropa o medicamentos que servían para paliar alguna necesidad de nuestros hermanos empobrecidos. Pateábamos las calles de la ciudad en grupos y terminábamos el día reventados pero satisfechos de haber dedicado nuestro tiempo y esfuerzo por una causa más grande que nosotros. El trabajo de dar difusión, organizar, recoger, clasificar, buscar los recursos para enviar los materiales,.. lo dábamos por bien empleado al pensar en que otras personas a las que no conocíamos les iba a hacer mucho bien nuestro sacrificio. Recordamos incluso varios carnavales en nuestro Jaén donde los jóvenes de Santa Isabel participamos en comparsas y con la cuantía de los premios obtenidos financiamos algún proyecto solidario. Como nosotros, otros grupos de jóvenes se organizaban en torno a un fin común y se solidarizaban con otras realidades menos favorecidas. En ese tiempo, todo esto tenía poca trascendencia en nuestro entorno, no así en nuestro interior, pues ni nos preocupábamos de dar difusión a estas actividades más allá del círculo familiar, ni teníamos medios para publicitar las historias en las que nos embarcábamos; movidos más por la buena voluntad y el compañerismo que por la logística o el marketing. De todas estas experiencias siempre sacábamos: la satisfacción de poder regalarnos a los demás y algunos amigos, que ya son para toda la vida.
Este panorama sin embargo es otro en la actualidad y como tantas cosas en nuestro mundo, son las nuevas tecnologías las que han cambiado radicalmente esta situación. Se sigue haciendo solidaridad gracias a dios, pero más a la carta. Son tantas las ofertas que se pueden encontrar en la Red y tan variadas que quien no quiera ser solidario no es porque le falten ocasiones sino porque esa palabra no esté en su diccionario particular. La información de todo lo que hacemos está documentado y relacionado con lo que otros hacen. Las campañas para recoger apoyos en defensa de los derechos humanos, de los casquetes polares, de la mejora de la Ley electoral o cualquier otra causa peregrina, aunque no menos importante que éstas, circulan por la red de forma vertiginosa. Personas de cualquier parte del mundo están de acuerdo en los temas más diversos sin conocerse o saber cómo se pronuncia la ciudad en la que vive el que firmó antes que él tal o cual petición. Hoy en día podemos ver en internet la foto del niño que apadrinamos, el pueblo donde vive, las costumbres y la cultura de su comunidad y si queremos , en ese mismo momento podemos saber qué puesto ocupa su país en el informe del PNUD según el índice de desarrollo humano. Podemos saber todo a cerca del proyecto que apoyamos en cualquier parte del mundo o conocer en qué punto está la lucha del Movimiento de los Sin Tierra en Brasil.
Quizás teniendo en cuenta toda esta realidad virtual hay ahora muchas más personas solidarias que hace unos años, pues son cantidad las organizaciones que utilizan la red como pantalla sin fronteras que muestra su accionar al mundo y cada vez hay también más hombres y mujeres dispuestos a dar algo de lo suyo. Sin embargo esta facilidad de apretar un botón y hacer solidaridad, contrasta con la cercanía de las relaciones humanas que se dan en la entrega personal. Desde “Nuestra Misión” os invitamos a dar el paso de lo virtual a lo real, del teclado al campo de misión, os animamos a usar la Red como punto de partida y no de llegada. Si Jesús viviera en nuestro tiempo seguramente utilizaría las tecnologías para difundir sus Bienaventuranzas pero al mismo tiempo seguiría gastándose por los demás, devolviéndoles la esperanza.

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